lunes, 25 de junio de 2012

¿Volverá a defraudar Europa? Nos tememos que sí


El comportamiento de los mercados ayer deja claro que los inversionistas temen que la crucial cumbre del Consejo Europeo de finales de esta semana sea, una vez más, un fiasco. Será de nuevo un tira y afloja: la mayoría, sobre todo la periferia europea (Grecia, España, Italia, Irlanda y Portugal) junto con Francia, que se ha unido a este coro desde que el socialista Francois Hollande llegó a la presidencia, pidiendo a la canciller alemana Angela Merkel que abra su billetera y ponga más de su dinero para colectivizar las deudas. Por otro lado, Merkel, ofreciendo resistencias a que Alemania pague más, al menos hasta que no haya garantías de una mayor disciplina fiscal entre sus imprudentes socios.


Lo dejó muy claro en unas declaraciones realizadas ayer: Merkel está muy preocupada porque teme que en la reunión del Consejo Europeo “se hable demasiado sobre ideas para la colectivización de las deudas, en lugar de sobre los controles de la política presupuestaria”. Eso hace pensar que, según Merkel, antes de hablar de más dinero, hay que hablar de cesión de soberanía.

Pero a la hora de ceder soberanía, a todos los socios les saldrá su prurito nacionalista. ¿Por qué me van a decir a mí cuánto y cómo debo gastar para realizar mis políticas públicas? ¿O qué impuesto debo subir (cómo le están pidiendo ahora a España con el IVA) para recaudar más dinero y equilibrar mis cuentas?. Claro, los países que están ahorcados, como Grecia, o incluso España, podrían ceder. ¿Pero convencerán a Francia, ahora que Hollande tiene la mayoría en el parlamento? ¿Irá Merkel a decir a Hollande que no puede revertir el retraso en las jubilaciones que anunció Sarkozy?

Así las cosas, la posibilidad de que se llegue a una solución en la cumbre europea del 28 y 29 de junio parece remota. Más si tenemos en cuenta que, como ha dicho Krugman, todos parecen haber decidido que “evitar el desastre económico es responsabilidad de otro”.  En ese sentido, a Merkel ya se la ha escuchado alguna vez decir que no esperen que ella vaya a salvar el mundo, o que haya una solución tipo “big bang”, sino que hay que ir paso a paso. Así  que ella misma se ha encargado de rebajar las expectativas respecto a los resultados de la cumbre.

Y eso lo reflejó ayer el mercado: el Ibex-35 de Madrid se hundió un 3.7% y el Dax de Francfort un 4.0%. Mucho peor le fue a la bolsa de Atenas, que se derrumbó un 6.8%. Incluso en el centro de Europa, las caídas fueron pronunciadas, de un 2.1% en Alemania y un 2.2% en Francia. En Wall Street, el S&P’s 500 se dejó un 1.6%. La banca global fue especialmente castigada en esta jornada.

¿Cuál es la agenda de este Consejo Europeo? ¿Qué tendría que salir de ella para poder contentar a unos mercados muy escépticos con los resultados de la cumbre?

Tres son los asuntos que se tratarán en ella: unión fiscal, unión bancaria y Grecia. Y la solución para cada asunto, a juicio de los mercados, son: bonos soberanos, recapitalización directa a los bancos y relajamiento de las condiciones de Grecia. Pues bien, difícil será que se logren avances sustantivos en cualquiera de esos tres frentes.

Unión Fiscal

El principal objetivo de una mayor unión fiscal es reconducir las tasas de largo plazo en España e Italia a niveles más tolerables. El actual costo de financiamiento es muy caro, insostenible para las finanzas públicas, y los inversionistas cada vez exigen un premio mayor, dejando a los dos países casi sin acceso a los mercados de deuda para poder renovar los títulos que vencen y, por tanto, cerca de una suspensión de pagos.

A estas alturas, la única solución que existe para resolver ese problema es una mayor integración fiscal, colectivizar las deudas. Hablar de eso implica, por fuerza, que Alemania, por solidaridad, preste su credibilidad y parte de su recaudación impositiva futura a financiar a los otros socios europeos. Y Merkel dice que Europa no está preparada de momento para dar ese paso.

Antes de dar un paso en esa dirección, exigirá al resto de Europa que Bruselas pueda intervenir en las políticas fiscales nacionales, algo que les garantice un control presupuestario y una disciplina fiscal en el futuro para que la ayuda alemana no se convierta en un cheque en blanco.

Sólo bajo esas condiciones, Merkel aceptaría esa colectivización de la deuda y la emisión de eurobonos. Pero es demasiado pronto. Como alternativa, Francia ha propuesto la emisión de euroletras, o deuda de corto plazo, y ya en el peor de los casos, un fondo de amortización de la deuda (idea defendida por los asesores de Merkel y por el SPD, y que George Soros apoyó en una reciente entrevista) como paso previo a una mayor integracion fiscal y como antecedente de los eurobonos.

Otra opción que se baraja es que se compre deuda soberana de España e Italia en el mercado secundario a través de los fondos de rescate europeos. Este esquema es defendido por el primer ministro italiano Mario Monti, pero también recibe el rechazo de Merkel porque también supone una mayor carga fiscal para Alemania.

Por ejemplo, Alemania garantiza el 29% del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF por sus siglas en inglés), cuyo monto asciende a 440,000 millones de euros (mde). Por lo que si ese dinero es usado para comprar deuda soberana de España e Italia, la deuda alemana, cuyo nivel actual es de un 81% del PIB, se incrementaría, afectando a su calidad crediticia.

Finalmente, también cabría la posibilidad de que el BCE comprar deuda directamente en el mercado secundario. Pero eso no le gusta ni a Alemania, ni al presidente del BCE, Mario Draghi.Por tanto, y a lo más que accedería Merkel, sería a la formación de un fondo de amortización de la deuda, aunque dudamos que vaya a salir en esta cumbre.

Unión bancaria

En los que respecta a la unión bancaria, los temas clave son la creación de un mecanismo de financiamiento para la banca, la formación de un fondo de garantías para la región y el establecimiento de un instituto supervisor para toda la eurozona.

En el primer tema, el asunto de la unión bancaria también despierta resquemor en Alemania, porque también supone una colectiviazación de las deudas. Y todo lo que huele a colectivización, a solidaridad, o pagar más, no le gusta a Merkel, claro.

Así, la canciller alemana rechaza la pretensión de otros líderes de que los fondos de rescate recapitalicen a la banca directamente. Su argumento es que no se pueden utilizar recursos de los contribuyentes alemanes para ayudar a bancos de otros países sin que se tenga un control sobre cómo se va a usar ese dinero.

La alternativa, por tanto, es que los recursos se otorguen al gobierno del banco rescatado para que ellos gestionen el salvamento y controlen el uso de los fondos. El problema es que, de este modo, el dinero del rescate pasa a ser deuda del gobierno, del Estado, por lo que si bien empequeñeces el problema bancario, engrandeces el de la deuda soberana, además de que la entrega de los fondos está condicionado al logro de ciertos objetivos que garanticen su devolución. En esa situación se encuentra España, que apenas ayer pidió formalmente el rescate y que sabrá las condiciones a los que está sujeto el próximo 9 de julio.

En el segundo tema, Francia, junto con Italia y España, insisten en la necesidad de crear una garantía común de depósitos. Pero también lo rechaza Berlín. De modo que de momento, cuando Merkel dice que está a favor de una unión bancaria, se refiere sobre todo a lo referente a un instituto supervisor para toda la eurzona. Quizás en la cumbre sacen algo en claro respecto a este último punto, pero ése es el menos relevante.

Grecia

Finalmente, está el asunto de Grecia. El país heleno ya tiene un gobierno pro-europeo. Pero ahora pide que se relajen las condiciones para obtener los recursos del segundo rescate. Hasta ahora, Merkel ha rechazado que se pueda renegociar algo del anterior acuerdo, pero veremos si Grecia logra sacar algún “descuento”, como que se relaje el calendario para el cumplimiento de las metas fiscales.

Desgraciadamente, el equipo griego llegará mermado al Consejo Europeo: su primer ministro, Antonio Samaras, recién elegido, está convaleciente por un desprendimiento de retina, en tanto su ministro de finanzas tuvo que ser hospitalizado el viernes y renunció ayer por problemas de salud. De modo que la comitiva griega estará liderada por su presidente Papoulias.

En definitiva, nos tememos que esta cumbre no será la panacea que resuelva, de una vez por todas, la crisis europea. Será una cumbre más, una de esas con resultados exasperantes, donde se llegue a ciertos compromisos para fortalecer la integración fiscal y bancaria, y se establezca un calendario tentativo para sacarlos adelante para el resto del año.

Poco para unos inversionistas que están ansiosos, que traerán mucha volatilidad a los mercados durante el verano, y cuya potencia puede terminar por hacer descarrilar a toda la región y a la economía mudial.

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